son construcciones de piedra y cemento que se hacen en la orilla del lecho del río, para que las aguas formen un remanso, donde los peces puedan descansar y de esta manera pescarlos fácilmente con atarrayas, algunas de éstas camas se encuentran registradas en Cortolima, los propietarios las denominan con diferentes nombres: el Cangrejo, la Tolombera, La sorpresa, Resurgir, la Moya, La Moina etc. Estas camas se adquieren por construcción directa de los interesados, o por herencia, por compraventa , por donación o por permuta.
El número de propietarios de las camas varía, y oscila entre 2 y 12, en algunas existen un número mayor, los dueños de mutuo acuerdo definen si aceptan otros socios.
Es Costumbre Mercantil en la jurisdicción de la Cámara de Comercio de Honda, que los socios nuevos deberán aportar un capital, el cual se reparten en iguales partes o se destina para mejora de la cama.
Los propietarios pescan por turnos, por lo general los turnos son de tres horas. Quien tiene el turno lo puede negociar o realizar personalmente la pesca. Existen dos modalidades comunes para pescar en las camas, como son: A – Arrendamiento a un precio determinado y previamente acordado, y B – La pesca en compañía: en estos casos el producto de la pesca es repartido en iguales partes entre sus participantes.